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miércoles, 7 de agosto de 2013

II. El Romanticismo: autores

1. José de Espronceda (1808-1842)

Nació en Almendralejo (Badajoz). De muchacho fundó una sociedad para luchar contra el absolutismo, por lo cual estuvo en prisión. Tres años después se unió con los románticos liberales en Lisboa. Se enamora de Teresa Mancha, la sigue a Inglaterra para vivir después en Bélgica y Francia. Rapta a Teresa, ya casada, y vuelve a Madrid, donde se acoge a una amnistía. Es abandonado por Teresa, ejerce como diplomático y diputado, muere a los treinta y cuatro años, enamorado otra vez, a punto de casarse.
Espronceda representa el Romanticismo más exaltado. Es autor de un poema épico, El Pelayo, una novela histórica, Sancho Saldaña, y de teatro, Blanca de Borbón, pero donde resalta es como poeta, con composiciones célebres como “La canción del pirata” y, sobre todo, con sus obras poéticas más importantes: El estudiante de Salamanca y El diablo mundo.
El estudiante de Salamanca es una obra formada por casi dos mil versos de distinta medida y estrofas. Narra los crímenes de don Félix de Montemar, quien una noche se encuentra con la sombra de Elvira, antigua amada suya, abandonada por él y que muere de pena. Él la persigue por las calles de Salamanca hasta adentrarse en el mundo de ultratumba donde tiene lugar el desposorio de Montemar con el esqueleto de Elvira y la muerte del novio. Es el mejor poema narrativo del siglo XIX.

2. Duque de Rivas (1791-1865):

Ángel de Saavedra, duque de Rivas, nacido en Córdoba, complementó dos facetas a lo largo de su vida, la de político y la de escritor. Exiliado en Londres, Italia y París fue liberal en su juventud para mostrarse más conservador con el paso del tiempo.
Además de por su dedicación a la poesía, con poemas narrativos como El moro expósito, ambientado en la Edad Media, suele ser más conocido por su drama romántico, de tintes trágicos, Don Álvaro o la fuerza del sino. En él se observan rasgos típicamente románticos: la aparición de la muerte y del amor apasionado; la combinación de verso y prosa, lo cual no obedece a un cambio en la situación dramática ni se adecúa al contenido de la escena, sino que es algo caprichoso; la división en jornadas y no en actos; el dinamismo de la acción; los ambientes, etc.
El argumento de la obra es el siguiente: Don Álvaro, de origen desconocido, enamora a Leonor, hija del marqués de Calatrava, quien se opone a estos amores. Una noche que acude a su habitación para raptarla y huir juntos, aparece el marqués, a quien don Álvaro mata accidentalmente. Desesperado marcha a Italia donde encuentra a don Carlos, hermano de Leonor, con quien se bate en duelo, contra su voluntad. Vuelve a España e ingresa en un convento, del que queda cerca una cueva en la que vive Leonor, vestida de hombre, pasándose por un ermitaño. D. Alfonso, el otro hijo del marqués sigue hasta allí a don Álvaro. Aquél descubre a su hermana, la mata y el protagonista, entre los rayos y truenos de una tempestad, se lanza por un precipicio mientras los frailes del monasterio cantan un Miserere.

3. José Zorrilla (1817-1893)

José Zorrilla nació en Valladolid y muy joven se dio a conocer como poeta, en el entierro de Larra. Viajó por Europa y desempeñó cargos en México. Ingresó en la Real Academia en 1869 y fue coronado como poeta en 1889.
En 1837 publicó su primer libro, Poesías, y comenzó su carrera dramática, por la que principalmente es conocido, gracias a Don Juan Tenorio, cuya popularidad ha perdurado a lo largo del tiempo. En esta obra desarrolla el famoso mito del don Juan, presente en la literatura de todos los tiempos. El autor, con el desarrollo que plantea, da un tono tradicionalista y conservador a la historia, a través de la conversión religiosa del seductor y su salvación cristiana a través del amor. La obra está dividida en dos partes, de cuatro y tres actos, respectivamente. La acción se desarrolla en Sevilla, en donde se reúnen don Juan y don Luis Mejía para hablar de sus conquistas. Al oír tantas fechorías, el padre de la prometida de don Juan anula su compromiso y doña Inés es ingresada en un convento, de donde la saca don Juan ayudado por la criada Brígida. Sorprendido por el padre de la mujer cuando le está declarando su amor a la dama, don Juan mata al padre sin querer y huye.

4. Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)

Gustavo Adolfo Bécquer nació en Sevilla. Quiso ser pintor, como su padre y su hermano antes de descubrir su vocación literaria e instalarse en Madrid. Su vida fue azarosa: contrajo la tuberculosis a los veintidós años, se enamoró de dos mujeres que no le correspondieron y se casó con Casta Esteban con la que tuvo dos hijos. Su esposa le es infiel y el matrimonio se separa. Poco antes de morir, a los treinta y cuatro años, se reconcilió con su mujer.
Bécquer, junto a Rosalía de Castro, representa el romanticismo tardío o postromanticismo en España, caracterizado por la inclinación a un lirismo intimista, sencillo en la forma y escaso de adornos, que resalta el profundo sentir del poeta. Esta visión poética es distinta a la del primer Romanticismo, exaltado y gesticulante, de Espronceda.
La obra que ha dado importancia como lírico a Bécquer son las Rimas, ochenta y cuatro composiciones breves, con rima asonante, por lo general, y metros variados. En ellas vuelca sus opiniones y vivencias: sus ideas poéticas, sus experiencias amorosas, la desesperación y desolación de sus últimos años.
Pero, al igual que un excelente lírico, Bécquer fue un excelente prosista, con obras como las Leyendas, veintiocho relatos con muchos elementos románticos (el amor imposible, la muerte, el pasado medieval, los paisajes tenebrosos y fantásticos, lo sobrenatural, etc.)

5. Rosalía de Castro (1837- 1885)

Rosalía de Castro nació en Santiago de Compostela. Fue hija ilegítima y contrajo matrimonio con un notable historiador gallego. La escritora, cuya vida estuvo llena de penalidades, murió joven en Iria Flavia, término municipal de Padrón, donde se la considera como algo propio.
Como se ha dicho más arriba, se observa una gran relación entre Rosalía y Bécquer en cuanto al profundo sentimiento que ambos poetas transmiten, si bien el sevillano es más austero en medios expresivos y en la utilización de menos variedad temática que la gallega.
De Rosalía, destacan los siguientes libros de poesía: Cantares galegos (1863), donde aparece la añoranza de Galicia, desde su estancia en Castilla; Follas novas (1880), en el que se muestran los sentimientos de dolor y desengaño; y En las orillas del Sar (1884), libro fundamental para descubrir la atormentada intimidad de la poetisa.
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III. Características generales del Realismo (segunda mitad del s. XIX)

1. Introducción

El Realismo surge en Europa a partir de 1850, cuando se observa un alejamiento progresivo de las formas de vida y mentalidad románticas. El apego a la realidad y el sentido práctico de la burguesía condicionan el ambiente que será visto con conformismo o con desacuerdo por los escritores.

2. Ideología

En cuanto a lo ideológico, sigue prevaleciendo el Liberalismo, concepto político iniciado por los románticos, pero se distinguen dos vertientes: un liberalismo moderado, propio de la burguesía asentada; y un liberalismo progresista propio de los sectores más dinámicos e inquietos.
Entre el proletariado, que va surgiendo paralelamente con la industrialización, se introducen doctrinas revolucionarias como el socialismo, el comunismo y el anarquismo.
Por otra parte, surgen nuevas corrientes de pensamiento:
  • El Determinismo que considera que todos los hechos están sometidos a unas leyes necesarias y universales, según las cuales dichos hechos, en iguales condiciones, producen idénticos efectos.
  • El Positivismo defiende la teoría de que el conocimiento ha de basarse en la observación rigurosa y en la experimentación. Tal corriente influyó en todos los campos del saber: medicina, psicología, economía, etc.

3. Características literarias

El Realismo se caracteriza por:
  • La observación y reproducción rigurosa de la realidad.
  • Una temática centrada en la vida cotidiana.
  • Con frecuencia, la crítica con intención social o moral sobre las lacras de la realidad que presenta.
  • La objetividad como ideal del novelista, aunque a veces introduzca juicios y observaciones personales.
  • Descripción minuciosa y detallada de costumbres, caracteres y ambientes.
  • Utilización de una prosa sobria, a veces cuidada, a veces familiar. Los diálogos se adaptan a las características del personaje.
  • Empleo del estilo indirecto libre, mezcla del estilo directo y del estilo indirecto, para reproducir los pensamientos o sensaciones de los personajes dentro del discurso del narrador, evitando los verbos de lengua (dijo, pensó, sintió) y el nexo que. De esta manera el lector se introduce en el interior de los personajes.
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IV. El Realismo: autores

1.  Benito Pérez Galdós (1843-1920)

Benito Pérez Galdós nació en Las Palmas de Gran Canaria, pero fue en Madrid donde desarrolló su labor literaria, llegando a ser un profundo observador de esta ciudad. Aunque no se interesó especialmente por la política, se acercó al socialismo. Sus últimos años fueron tristes, debido a la ceguera que padeció, las dificultades económicas, algunos fracasos teatrales y la oposición de sus enemigos a que se le concediera el Premio Nobel.
Es el autor más fecundo de la literatura española y su obra representa un testimonio de la vida del siglo XIX, dejando reflejadas en ellas todas las capas sociales y todos los acontecimientos de la época. Esta extensa obra puede clasificarse en tres grupos:
  • El de los Episodios Nacionales, donde se recoge la historia novelada del siglo XIX en cinco series de diez títulos cada una, la última incompleta.
  • El de las novelas de la primera época, unas de tipo histórico (La fontana de oro) y otras de las llamadas de tesis, en donde se opone un mundo tradicional y conservador al moderno (Doña Perfecta).
  • El de las novelas españolas contemporáneas, que suponen un amplio retrato de la sociedad madrileña de la época con una técnica plenamente realista. En este grupo se encuadraría Fortunata y Jacinta: Juanito Santa Cruz, de familia de alta clase media, tiene relaciones con Fortunata, joven de condición humilde, perteneciente al pueblo llano, vital y espontánea. No obstante estas relaciones, Juanito se casa con su prima Jacinta y sigue sus relaciones con Fortunata quien lleva una vida mísera y muere dejando un hijo de Santa Cruz que adopta Jacinta. La esposa, Jacinta, representa las virtudes burguesas y Fortunata, la amante, la fuerza instintiva del pueblo.

2. Leopoldo Alas, Clarín (1852-1901)

Clarín nació en Zamora, pero se sintió profundamente asturiano y en Oviedo pasó la mayor parte de su vida y allí moriría. Hombre de grandes inquietudes espirituales, se sintió siempre muy crítico frente al catolicismo tradicional. Su labor intelectual se traduce en una importante actividad crítica y una obra narrativa no muy amplia, pero excepcional.
Además de la creación de más de setenta cuentos y novelas cortas, Clarín también cultivó la novela larga que comienza con La Regenta y continúa con Su único hijo (1890) y Cuesta abajo (1890-91). No obstante, ninguna alcanza la importancia de la primera.
La Regenta, publicada en 1885, una de las más importantes novelas de la literatura española, muestra a la vez graves problemas humanos y un gran panorama social a través de una ciudad de provincias. Su argumento se puede resumir, sin embargo, en pocas líneas: Ana Ozores, casada con el anterior Regente de la Audiencia de Vetusta (Oviedo), don Víctor Quintanar, hombre mayor que no le presta demasiada atención. El mundo asfixiante en que vive y su temperamento insatisfecho hacen que “la Regenta” se deje llevar por la religiosidad que le ofrece el Magistral de la catedral, don Fermín de Pas, hombre raro y ambicioso, y la sensualidad romántica del seductor local, don Álvaro Mesía, a quien finalmente se entrega y que provoca el duelo entre don Álvaro y su marido. Muere este último y Ana se ve rechazada por todos.
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V. Obras de la literatura occidental: Ana Karenina

Ana Karenina es una de las novelas del autor ruso León Tolstoi, escritas entre 1873 y 1877. En ella se nos presenta una mujer, Anna Karénina -que durante años había sido esposa fiel, unida a un alto funcionario imperial, Aleksei Karenin-, marcada por la pasión y el arrebato. Anna se enamora ciegamente del oficial Vronski, al que se entrega sin miramientos. Anna abandona su casa, transgrediendo así todas las reglas morales y las convenciones que la sociedad y la religión imponen a una mujer casada. Es obligada a abandonar a su hijo y se ve marginada por la alta sociedad. Vive un tiempo de felicidad al lado de Vronski, con quien se instala en el extranjero, para volver luego a Rusia al lado de su hijo, quien se cree que su madre ha muerto. Después Anna se enfrenta al vacío: Karenin le ha negado el divorcio y Vronski la ha engañado. La imagen final de la protagonista se nos muestra cuando camina indecisa y autómata por el andén de la estación del pueblo donde su amante vive otra aventura.
Se puede decir que la novela de Tolstoi es una novela de homenaje a la pasión en la que, más que acciones externas, se explora el estado de ánimo de los personajes que se manifiesta a través de la desesperación, el rapto, el enajenamiento o los celos.

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