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miércoles, 30 de octubre de 2013

CONOCIMIENTO EN LA EDAD MODERNA

El Renacimiento presentó un giro importante hacia el antropocentrismo (desde el teocentrismo medieval) y la investigación natural (desde la teología) que conllevará una primacía del estudio del hombre, es decir de lo “cismundano” sobre lo “transmundano”.
Las obras y desarrollos investigativos de hombres como Nicolás Copérnico, Johannes Kepler, y Galileo Galilei, entre otros, y su enfrentamiento a la autoridad tanto religiosa como filosófica dará a luz una nueva forma de interpretar y conocer la naturaleza que llamamos Ciencia Moderna, y abrirá las puertas al surgimiento de un nuevo conocimiento basado en la libertad y autonomía de la razón.

  EL CONOCIMIENTO EN RENÉ DESCARTES

En la edad Moderna René Descartes escribiendo a mediados del siglo XVII, adopta la posición luego conocida como “racionalismo” que, postura teórica en la perspectiva de Platón, en las que se acepta las características fundamentales del mundo físico de manera independiente a los sentidos.
En Descartes existen básicamente dos fuentes para el conocimiento: la intuición y la deducción. Los principios primeros serían conocidos por la intuición y con la lógica se derivarían conclusiones de los mismos.
El filósofo francés, reconocido como el padre de la filosofía Moderna, sólo reconoce como conocimiento (scientia) a todo aquello que pueda ser corroborado y Luego admitido gracias a una prueba irrefutable. En este sentido y de acuerdo con el punto de vista presentado por Descartes la scientia es producto de la razón con total independencia de los sentidos, por lo tanto se trata de un conocimiento a priori, tal como sería el conocimiento matemático.
Condición epistémica, sintetizada en el pensamiento cartesiano en la duda y el Método. Siendo el Discurso, la obra más importante de Descartes, en la que de mejor manera de forma integral presenta una visión de su pensamiento científico y filosófico.
Carta Original De Descartes De 1641
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Obra que consta de seis partes, donde, en cada una de ellas, se trata una cuestión diferente: la educación recibida, el método propuesto, la moral, la metafísica, la física y la fisiología y, en la última, nos da Descartes una justificación de la publicación de su obra. De esta taxonomia del Discurso, la segunda parte, Principales reglas del método, en lo que concierna a este capítulo del libro, es la que ahora nos interesa especialmente. En ella, cuando se refiere a los criterios que son necesarios seguir para llegar a un conocimiento fiable de las cosas, encontramos:
[…] el primero no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espıritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda.
El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución. El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, e incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente. Y el último, hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.

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